Hoy en día, todos usamos electricidad y el desarrollo de redes eléctricas ha sido muy vertiginoso en el último siglo y medio. Pero en lo que respecta al agua, se trata de algo muy anterior. Uno de los mayores exponentes de la construcción de acueductos pensados para las ciudades fueron los romanos, que los desarrollaron a lo largo de todo su imperio.
Actualmente, algunos de esos acueductos todavía funcionan y sus grandes engranajes, llenos de arcos, son un ícono distintivo de muchas ciudades en diferentes latitudes, como Segovia o Estambul. Pero, ¿cómo funcionaban y cuál era su objetivo principal?
¿De qué se componen los acueductos?
La construcción de cada acueducto romano no es casual. Su origen se situaba en un manantial de agua, que puede ser subterránea o de un río. Desde ahí, una red de construcciones, generalmente visibles con arcos o canales situados a nivel del suelo transportaban el agua hasta un depósito, conocido como caput aquae en latín.
Para llevar esa agua de un punto a otro, muchas veces se necesitaban construcciones especiales para transportar el agua por gravedad en pendientes, o para atravesar obstáculos naturales. Desde ahí hasta la distribución interna en la ciudad, se solía construir a ras de suelo, pero si la pendiente iba en contra, la solución era enterrar el acueducto y crear un efecto contrario de gravedad.
Por esas razones, las construcciones de arcos, que hoy por hoy son las más distintivas arquitectónicamente, se solían hacer al existir obstáculos naturales o en el momento de la distribución.
Los acueductos más famosos
En la ciudad de Roma no había un solo acueducto, sino que se constituyó una red de acueductos, provenientes de diferentes manantiales a las afueras de la ciudad. El primero de ellos fue Aqua Appia, construido alrededor del 312 a.C. y que no goza de la magnanimidad arquitectónica tradicional porque era un acueducto subterráneo en la mayor parte de su recorrido.
Hoy en día conocemos a los acueductos por sus arquerías. Uno de los más famosos está en España, pues en plena ciudad de Segovia se puede ver el curso de este acueducto irrumpiendo. En Túnez, el acueducto de la antigua Cartago o Zaghouan también conserva partes de su recorrido. A la ciudad de Constantinopla la surtía el Acueducto de Valente, que es hoy también un monumento arquitectónico.